Santo Domingo Savio protege a los niños desde su primer despertar a la vida. Bendícenos, también, querido Domingo para que sepamos realizar nuestra misión educadora en el hogar y que podamos asumir con responsabilidad y alegría la sublime tarea de educar cristianamente a nuestros hijos, a quienes ponemos bajo tu protección a lo largo de su vida.
Por ello hoy, ¡Oh, Domingo!, nos comprometemos a: enseñarles a amar a Jesús y a María con la oración diaria, participar de la Misa Dominical y la frecuencia a los Sacramentos. Defender la pureza, alejando de ellos todo lo que pueda amenazarla. Promover su educación en la fe, con el ejemplo y la catequesis en familia y en la comunidad parroquial. Orientarlos en su vocación para que lleguen a servir a Dios y a la sociedad.
Santo Domingo Savio, apóstol de Don Bosco, ayúdanos a ser fieles. Amén.
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