Oraciones preparatorias para cada día
Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la Inmaculada Concepción de María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra, concebida sin pecado original en el primer instante. Amén.
Acto de Contrición
Dulcísimo Jesús Sacramentado, en quien creo, en quien espero, a quien adoro y amor sobre todas las cosas; penetrado del más vivo dolor de haberte ofendido, recurro a tus pies y presencia santísima, conociendo que he pecado delante del cielo y contra ti, y por ser quien eres, Bondad infinita, me pesa una y mil veces de haberte ofendido.
Recibe, Señor, la contrición de mis pecados, y aumenta y perfecciónala para que sea firme el propósito que hago de nunca más volver a ofenderte, y de confesarme debidamente. Y en reconocimiento de la misericordia que espero me haz de conceder, admitiéndome a tu gracia, quiero dedicarme a tu servicio en el Santísimo Sacramento, en donde te alabaré y bendeciré toda mi vida. Amén.
Día Cuarto
Amabilísimo Señor y Jesús mío, que quisiste dar a conocer tu misericordia llamándote Médico y para que sanásemos de todas las enfermedades de nuestra alma te dignaste dejar en la Iglesia la preciosa medicina de tu propia carne y sangre: compadécete, Médico divino, de todos mis males.
Mira, Señor, que hace muchos años que los padezco; pero si tú quieres, puedes en este instante mismo limpiarme de toda mi lepra; oigo interiormente aquel piadoso quiero con que sanaste al leproso; y si sanó también la enferma del flujo de sangre tocando la orilla de tu vestido, sane yo de todas mis dolencias tocando y recibiendo dignamente tu misma carne, y logre así la salud para siempre. Amén.
Rezar 6 Padre Nuestro, 6 Ave María y 6 Glorias

Afectos
Tú eres mi Dios, y te confesaré siempre en este Santísimo Sacramento. Tú eres mi Dios, y te exaltaré. Te confesaré siempre, porque te has dignado oír mis súplicas en este lugar de propiciación.
Glorificaré tu santo nombre eternamente, porque así manifiestas sobre mí tu misericordia. Tú solo eres Dios, y no hay otro fuera de ti. Tú solo Santo, solo Señor, y solo Altísimo.
Tu esplendor del Padre y figura de su sustancia, ilumina mi entendimiento y abrasa mi corazón con tu divino amor.
Presenta, en silencio, la petición que se desea alcanzar con la novena.
Oración
Dulcísimo Jesús Sacramentado, que obligado de tu infinita caridad quisiste enriquecer a la Iglesia con el preciosísimo tesoro de tu Cuerpo y Sangre para ser en la Eucaristía Rey que nos gobierne, Pastor que nos dirija, Médico que nos ame, Huésped que nos enriquezca, Amigo que nos consuele, y Esposo que nos haga felices para siempre.
Haz, Señor, que yo logre en este Sacramento tan singulares misericordias, y que reconociendo en él tu real presencia, acuda a adorarte frecuentemente en espíritu de verdad para desagraviarte del olvido que padeces en las Iglesias, y para recompensar las injurias que recibes de los infieles y herejes, y de los malos cristianos con sus comuniones sacrílegas.
Y ya que son tan pobres mis afectos, yo te ofrezco todas las adoraciones que te tributan los bienaventurados, y las alabanzas que te dio en la tierra, y te está dando en el cielo la Reina de los ángeles, María Santísima. Recíbeme, Señor, por perpetuo esclavo tuyo, y haz que lo acredite en la reverencia con que te adore, y en el cielo con que promueva tus alabanzas, pidiéndote que socorras las necesidades en que se halla la santa Iglesia, y que mires con perpetua misericordia a este tu católico pueblo.
Destruye las herejías, convierte a los pecadores y perfecciona a los justos. Abre, Señor, tu mano generosísima, y compadecido de mis necesidades espirituales y temporales, dame el remedio que en todo necesito, que, santificado con tu gracia, te alabe por todos los siglos en la gloria. Amén.
¡Oh, sacrificio y hostia saludable que las puertas del cielo nos franqueas!, la lucha nos oprime formidable; todo nuestro favor y esfuerzo seas.
Les diste, Señor, el Pan del cielo.
Que encierra en sí todo deleite.
Oración Final
Oh, Dios, que nos dejaste el memorial de tu Pasión en este admirable Sacramento; concédenos que de tal suerte veneremos los sagrados misterios de tu cuerpo y sangre, y que experimentemos continuamente en nosotros el fruto de tu redención.
Tú, que vives y reinas con Dios Padre, en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.
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