Los exalumnos celebran a Don Bosco por primera vez

En 1870, el 24 de junio, sucedió una agradable sorpresa en torno a la fiesta de san Juan Bautista: los antiguos alumnos, así como algunos obreros, de los primeros educados por Don Bosco, se propusieron celebrar con algunos regalos y con su presencia la fiesta onomástica del sacerdote.

Y así sucedió. Tan pronto como corrió la voz, muchos fueron los que decidieron unirse a la celebración, incluyendo también sacerdotes, que quisieron mostrar su agradecimiento por los paternales y amorosos cuidados que recibieron de Don Bosco.

Cada año eran más los que se acercaban a festejar a Don Bosco y este siempre demostraba su agradecimiento con una paternal cordialidad y les invitaba a asistir cada vez en mayor número, pero siempre animándoles a mantener en medio de la sociedad el espíritu del Oratorio.

La fiesta de san Juan resultaba muy útil para los alumnos antiguos y para los nuevos, y por eso don Bosco permitía que le dieran todo el esplendor que quisieran. Cuando don Francisco Giacomelli: «Habiéndole yo observado que en su día onomástico los jóvenes le dedicaban fiestas demasiado grandiosas –, Don Bosco – me respondió: ‘Al contrario, estas fiestas de los jóvenes me gustan porque les hacen mucho bien, pues fomenta en ellos el respeto y el amor a los superiores’».

En los años sucesivos, al pequeño grupo inicial se fueron uniendo cada vez más hasta llegar a formar una sociedad numerosa, dirigida por una comisión directiva, sentando así las bases para el inicio de la Asociación de Exalumnos Salesianos.


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