Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Jaculatoria
Virgen Sacratísima, dígnate permitirme que te alabe.
Dame fortaleza contra tus enemigos.
Oración preparatoria para todos los días
Oh, Dios Todopoderoso y Misericordioso, que en defensa del pueblo cristiano estableciste admirablemente en la Beatísima Virgen María un perpetuo auxilio; concédenos propicio, que, fortalecidos con tal protección, luchando en esta vida podamos en la muerte, conseguir victoria del enemigo maligno, por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Rezar tres Ave María y Gloria
Jaculatoria
María Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros.
Día Quinto
Querida Madre mía, tú que en el triunfo del Papa Pío VII mostraste tu eficaz patrocinio, desplegaste tu manto protector sobre toda la Iglesia y especialmente sobre su augusto jefe el Sumo Pontífice, defiéndelo en todo momento de los ataques de los enemigos, líbralo de las aflicciones, asístelo siempre para que pueda dirigir al puerto de salvación la navecilla de San Pedro, triunfando de las oleadas embravecidas que amenazan de sumergirla.
Rezar tres Ave María y un Gloria

Oración final para todos los días
Invocación. ¡Oh, María! Virgen poderosa, grande e ilustre defensora de la Iglesia… Singular Auxilio de los cristianos, terrible como un ejército ordenado en batalla… Tú sola has triunfado en todas las herejías del mundo. ¡Oh, Madre!, en nuestras angustias, en nuestras luchas, en nuestros apuros, líbranos del enemigo, y en la hora de nuestra muerte, llévanos al Paraíso. Amén.
Súplica a María Auxiliadora
Necesitando un favor especial, y confiando en tu bondad, a Ti recurro, poderoso Auxilio de los Cristianos. Conocedor de las innumerables gracias que diariamente concedes a tus devotos, he puesto siempre en Ti toda mi confianza; y hoy, humildemente postrado a tus plantas, te suplico, con todo el fervor de mi alma, remedies mi necesidad: (pídase aquí la gracia que se desea obtener).
Bien sé, Madre querida que yo no merezco nada; y aún temo que mis culpas sean un obstáculo a tu bondad. Mas Tú puedes, dulcísima Señora, sacarme de este lastimoso estado y hacer que sirva con fidelidad a Ti y a tu divino Hijo, a fin de que yo también pueda experimentar la maravillosa eficacia de tu santo Auxilio.
Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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