Hermano Pedro. La leyenda de los ratones

Una plaga de ratones que llegaban del campo asolaba la despensa y las habitaciones del hospital de convalecientes, y se comían los alimentos y ropas que se guardaban para los enfermos, convirtiéndose en una seria amenaza de ser una fuente interminable de contagios. Los hermanos encargados de la limpieza batallaban inútilmente para terminarlos o al menos ahuyentarlos; al fin, desesperados pidieron al Hermano Pedro que los ayudara.

Ante esa situación, él tomó cartas en el asunto, y les dijo a los ratones: «El Rey del Cielo ha sentenciado que los hermanitos ratones deberán ser desterrados del otro lado del río Pensativo».

Diciendo esto, invitó a los ratones a meterse en su capa y los trasladó al otro lado del río. Corriendo salieron todos los ratoncitos, perdiéndose entre las malezas cercanas. El Hermano Pedro se ocupó, en adelante, de llevarles alimento cada vez que corrían peligro de morir. Desde entonces, nunca más hubo un solo ratón en el hospital y Convento de Belén.


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