¡Oh, Dios!, que en Santo Domingo Savio, diste a la juventud un modelo admirable de piedad y de pureza, concédenos benignamente que, practicando la mortificación cristiana en nuestro cuerpo, podamos servirte con limpieza de corazón.
Por Cristo nuestro Señor. Así sea.

Descubre más desde Parroquia El Espíritu Santo
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
