El entierro de Don Bosco

Fueron tantas las personas que quisieron despedirse de Don Bosco que el entierro se realizó hasta el 3 de febrero.

Más de cien mil personas acudieron a ver pasar la humilde carroza que llevaba a su última morada al amigo de los pobres y de los niños. Ese hijo del pueblo y bien hecho del pueblo recibió del mismo pueblo una conmovedora demostración de veneración, de cariño y de gratitud ese día.

Alrededor de 20,000 fieles escoltaron la carroza fúnebre en su largo recorrido. Desde los más ricos señores de la capital hasta los más pobres lustrabotas de los barrios alejados quisieron acompañarlo. Obispos y larguísimas filas de sacerdotes iban precediendo los funerales. El cadáver fue depositado en las afueras de la ciudad, en un colegio salesiano llamado «Valsálice», y allí permaneció hasta que el Papa Pío XI lo declaró Santo.

Desde ese momento fue trasladado a un bellísimo altar en la Basílica de María Auxiliadora, en Turín, donde peregrinos del mundo entero van a visitarlo y obtienen de su poderosa intercesión los más variados favores del cielo.


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