Consagración a san José.

Oh santo esposo de María, aquí están los que has asistido de manera especial, en todas las circunstancias, y que te reciben como patrón de la confianza.

Tú, san José, cumpliste tu misión y la llevaste hasta sus últimas consecuencias, en la perfección de tus virtudes.

Y nosotros, ¿no hemos sido llamados también? ¿No hay en nuestro camino algo a realizar? Sí, en estos momentos trágicos, en los que la humanidad se encuentra en el delirio de una horrible decadencia, cada uno de nosotros tiene una misión específica con vistas al reinado de su purísima Esposa.

Con tu auxilio y con tu protección, debemos invertir la actual situación, combatir al mundo y venderlo, y por tanto, hemos de ser íntegros, prudentes y fieles. No obstante, reconocemos nuestra insuficiencia humana ante tan inmenso panorama. Y a ti recurrimos, rogando que nos acojas paternalmente, y aceptes la consagración que te hacemos. Por medio de ti, ponemos a los pies de Cristo, nuestras almas, nuestros haberes, nuestras pertenencias. Como eres el jefe de la Sagrada Familia, tu relación de autoridad sobre el Niño Jesús, se mantiene durante la eternidad, de modo que Él siempre atenderá lo que le pidas.

Así pues, te suplicamos: como Patriarca de la santa Iglesia católica, a la que nunca dejas de socorrer, asume a cada uno de nosotros en tus manos y gobiérnanos, Y, por tu intercesión junto a María Santísima, te rogamos que nos des tu fe y confianza, la certeza serena de que la santa Iglesia llegará a triunfar, la valentía de los cruzados, la perfección con que reaccionaste ante todas las perplejidades, y el esplender de una santidad que jamás se ha conocido en la historia. Amén.


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