El futuro del joven Juan Cagliero

Año 1854
Sueño 19
M.B. Vol. 5, pág. 87

En 1854 el activo joven Juan Cagliero, después de haber asistido a los enfermos de cólera, cayó gravemente enfermo. Los médicos dijeron que seguramente se moriría de esa enfermedad.

Fue entonces Don Bosco a preparar a su joven amigo para la muerte, pero he aquí que al llegar a la puerta de la habitación, apareció ante sus ojos una maravillosa visión: vio una hermosísima paloma que esparcía a su alrededor una vivísima luz que iluminaba toda la habitación. Llevaba en el pico un ramo de olivo y giraba revoloteando alrededor del jovencito una y otra vez. De pronto se detuvo el vuelo sobre la cabeza del enfermo y tocó sus labios con el ramo de olivo, que dejó luego caer sobre su cabeza. Con destellos de luz aún más viva, desapareció.

Con esto entendió Don Bosco que Cagliero no moriría todavía y que le quedarían todavía muchas obras que hacer para gloria de Dios, y que anunciaría la paz con su palabra (el ramo de olivo significa paz) y que la paloma resplandeciente significa la plenitud del Espíritu Santo, o sea que este jovencito llegaría a ser obispo. Desde entonces tuvo Don Bosco la idea de que Cagliero llegaría con el tiempo a ser obispo (y en un grupo de jóvenes dijo más tarde: «Uno de ustedes llegará a ser obispo». Ninguno se imaginó cuál iba a ser. Pero allí estaba Cagliero).

Luego tuvo Don Bosco una segunda visión: vio que junto al lecho del enfermo aparecía una multitud de salvajes que le rogaban fuera a evangelizarlos. Eran gente de aspecto negruzco y guerrero, pero algunos tenían aire bondadoso.

Nota

Más tarde cuando Cagliero sea ya obispo de Patagonia y Tierra del Fuego en el extremo sur de América, descubrirá san Juan Bosco que los indios de esa región eran los que él vio arrodillados ante el lecho del jovencito Cagliero moribundo, pidiendo que fuera a ayudarlos.

Juan Cagliero le dice a Don Bosco que está dispuesto a morir de esa enfermedad, pero el santo le dice que todavía no morirá, porque le espera mucho trabajo en favor de la salvación de las almas. Y 30 años después, en 1884, el día en que Cagliero es consagrado obispo, le cuenta Don Bosco esta visión que tuvo junto a su cama de enfermito, y luego, por petición de Monseñor, nuestro santo volvió a contar la visión, esa noche en el comedor a todo el personal allí reunido.


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