María Auxiliadora: el hogar y la billetera.

Existe una santa costumbre entre los devotos de María Auxiliadora de colocar, en un lugar destacado, una estatua de la Auxiliadora en el hogar. Es una muestra de devoción y de cariño a la Virgen y es una manera de confesar externamente que queremos que nuestro hogar sea imitación del hogar de Nazaret y que nuestra vida esté guiada por la actitud creyente que María vivió.

Aquí te comparto una pequeña oración que puedes recitar el día en que coloques, la imagen de María Auxiliadora en tu casa:

María Auxiliadora, hoy eres un poco más la Virgen de nuestro hogar. Estás presente de manera especial en esta estatua que hoy colocamos en nuestra casa. Eres de nuestra familia, eres de casa.

Se la Virgen Auxiliadora de nuestro matrimonio, de nuestros hijos y familiares, de nuestra vida de familia, de los amigos y de cuantos nos visiten, de nuestros trabajos y desvelos, de nuestros momentos de frío o de dolor, de nuestras alegrías e ilusiones.

María Auxiliadora, sé también maestra de nuestra vida cristiana para que seamos una pequeña «iglesia doméstica» donde las cosas de tu Hijo Jesús sean nuestras cosas y nuestras preocupaciones. Tú conoces mejor que nosotros lo que vive nuestro corazón.

Sé, Virgen, nuestra Auxiliadora, nuestra Maestra, nuestra Madre, hoy y siempre. Amén.

María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros.

Además de ello, también existe una loable tradición, que muchos mantienen viva, consiste en llevar en la cartera una estampa de María Auxiliadora. En la cartera donde colocamos los documentos que nos acreditan como ciudadanos, las fotos de las personas queridas… la estampa de la Virgen, junto a otros documentos, es un signo de identidad cristiana y de la importancia que damos a María como «alguien muy querida» para nosotros.

También indica que estamos bajo la protección de María y que la llevamos a todas partes, donde hacemos nuestra vida, como compañía y como auxilio.

Te dejo una pequeña oración que puedes hacer a la Auxiliadora:

Madre Auxiliadora, te llevo en mi cartera porque quiero que vayas donde yo voy y que seas mi auxilio en toda ocasión. Protégeme, Madre, siempre, y susurra en mi corazón esos sentimientos de bondad y de bien que tú sabes inspirar a los que se llaman hijos y te sienten como Madre.

No me dejes caer en tentación. No permitas que me separe de Jesús. Y en los caminos de la vida se siempre mi auxilio y mi guía. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Amén.

María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros.