Oh, Jesús bondadoso y misericordioso, no me dejes solo en esta tormenta que estoy enfrentando.
Mis pensamientos son cada vez más negativos, necesito que me ayudes. Tú más que nadie puedes entender el dolor que mi corazón sufre. Tú que sobreviviste a las tinieblas, ilumina mi camino. Tú resucitaste al tercer día, tú fuerza y poder son maravillosos. Por favor, ten misericordia y piedad de mí, ayúdame en mi causa. No dejes que el mal toque mi morada, ni que mis enemigos me atormenten. Clamo a ti para que me concedas ese milagro que tanto necesito: (menciona el favor requerido),
Permíteme salir con la frente en alto de este duro momento. Oh, Señor Jesús, cúbreme con tu manto sagrado, atiende a mis suplicas, no rechaces mi oración. Te amo infinitamente. Amén.
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