¡Oh, Santo adolescente Domingo Savio!, enamorado de la Eucaristía y de la Virgen Auxiliadora, que te extasiabas adorando a la Divina Eucaristía.
Alcánzame por mediación de tu Preceptor Don Bosco, quien moduló maravillosamente tu alma, un amor insuperable hacia Jesús y María, esas dos columnas principales sobre las cuales cimentó San Juan Bosco la formación de la juventud y un vehemente deseo de propagarlas en nuestros días para salvar de la perdición a la sociedad cristiana y en especial a los adolescentes y a los jóvenes. Amén.
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