El Espíritu Santo en la vida del cristiano

Nadie puede decir: ‘¡Jesús es Señor!’ sino por influjo del Espíritu Santo”, dice san Pablo en la Epístola a los Corintios. Y en la Epístola a los Gálatas: “Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama ¡Abbá, Padre!”.

El conocimiento de fe no es posible sino en el Espíritu Santo. Para entrar en contacto con Cristo, es necesario primeramente haber sido atraído por el Espíritu Santo.

El Espíritu Santo, con la Trinidad Beatísima, viene a inhabitar en el alma por el sacramento del Bautismo. El Espíritu Santo con su gracia es el “primero” que nos despierta en la fe y nos inicia en la vida nueva que supone conocer al único Dios verdadero, y a su enviado, Jesucristo.