Santísima e Inmaculada Virgen María, Madre de la Iglesia y Madre nuestra, Auxiliadora del pueblo cristiano, a ti acudo, porque tú conduces a tu Hijo.
Te consagro mi mente, mi corazón, con sus afectos y deseos; mi cuerpo y todas mis fuerzas. Quiero trabajar para el Reino de Dios. Quiero que en todo se cumpla la voluntad del Padre.
Tú, Madre y Auxiliadora del pueblo cristiano, danos tu ayuda en estos días nuestros. Ilumina y fortalece a nuestros obispos, sostén a los sacerdotes en tu tarea, auxilia al pueblo cristiano y mantén os en unidad con el Papa.

Te pedimos que mires con especial cariño a los niños y jóvenes que son el futuro, a los jóvenes esposos en sus dificultades, a los necesitados y a los explotados, a los emigrantes y a los olvidados de la sociedad, a los enfermos y moribundos.
Sé, para todos, María Auxiliadora, refugio y amparo, Madre de misericordia y Puerta del cielo.
Haz, María Auxiliadora, que todos sintamos el amparo de tu manto para salir libres de las tentaciones, y vivir según el Evangelio de tu Hijo Jesús. Que todos tus devotos experimenten tu protección y podamos ser en el mundo luz y sal, semilla y fermento del Reino inaugurado por Jesús, tu Hijo y nuestro hermano. Amén.