Madre querida, Virgen María Auxiliadora: asísteme y bendíceme en mi enfermedad y haz que, en medio de nuestros dolores y angustias, me sienta reconfortado por ti y unido a tu hijo Jesucristo en su Cruz.
María Auxiliadora, tú que conoces el sufrimiento, reanima mi fe, cúbreme con tu manto protector, pues eres mi fortaleza y esperanza de alcanzar el alivio en los padecimientos.
Señora mía, socórreme en la hora del dolor, protégeme de la desesperación, infúndeme esperanza. Enséñame a cumplir la misteriosa voluntad de Dios y a alabar y bendecir su nombre.
Madre mía Auxiliadora, ruega por nosotros. Amén.
Texto: Anónimo / Fotografía: Parroquia El Espíritu Santo
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