Oh, querido Santo Domingo Savio, que en tu breve vida de adolescente fuiste maravilloso ejemplo de virtudes cristianas, enséñanos a amar a Jesús con tu fervor, a la Santísima Virgen con tu pureza y que tengamos el celo por las almas como tú lo tuviste.
Ayúdame en los estudios, pruebas y exámenes; en mi formación académica, emocional y espiritual. Ayúdame a preferir la muerte antes que el pecado para encontrar la felicidad eterna en el cielo. Amén.
Texto: Anónimo / Ilustración: Parroquia El Espíritu Santo
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