Dame tus ojos, Madre, para saber mirar; si miro con tus ojos, jamás podré pecar. Dame tus labios, Madre, para poder rezar; si rezo con tus labios, Jesús me escuchará.
Dame tu lengua, Madre, para ir a comulgar; es tu lengua patena de gracia y santidad. Dame tus manos, Madre, que quiero trabajar; entonces mi trabajo valdrá una eternidad.
Dame tu manto, Madre, que cubra mi maldad; cubierto con tu manto, al cielo he de llegar. Dame tu cielo, ¡oh Madre!, para poder gozar; si tú me das el cielo, ¿qué más puedo anhelar?
Dame a Jesús, ¡oh Madre!, para poder amar; ésta será mi dicha por una eternidad.
Texto: Anónimo / Fotografía: Parroquia El Espíritu Santo
info@espiritusantogt.com |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |