Don Bosco acababa de iniciar la construcción de la iglesia en honor a María Auxiliadora; apenas tenía cuarenta centavos y no sabía como lograría terminar aquella obra.
Un día, decidió visitar al banquero y senador José Cotta, quien había caído preso de una terrible enfermedad. Al llegar, Don Bosco le dijo: “Usted no puede marcharse aún; la Virgen lo necesita en este mundo para ayudar a levantar su iglesia“. Aquel hombre, con un hilo de voz, dijo: “Ya no hay esperanzas“. Sin embargo, Don Bosco replicó: “¿Qué haría usted si la Virgen lo ayudara a curarse?“. José respondió: “Yo ayudaría con dos mil liras por seis meses“.
Habían pasado tres meses de aquel encuentro, cuando el senador se presentó personalmente ante Don Bosco, completamente curado, e hizo entrega de su primer aporte en favor de la construcción del templo, como muestra de agradecimiento a la Virgen Auxiliadora.
Texto: Parroquia El Espíritu Santo / Ilustración: Parroquia El Espíritu Santo
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