Les contaré como conocí a María Auxiliadora.
Era el año de 1976; había dejado de estudiar en el colegio francés Juana de Arco por motivos personales hacía unos años pero, me había decidido a retomar mis estudios. Fui a mi antiguo colegio, sin embargo, el plan de estudios había cambiado y aunque tenía buen promedio, no me dieron la inscripción ya que esto requería muchísimo papeleo de revalidación. Así comencé a recorrer colegios y en todos la respuesta era la misma.
Unas amigas me aconsejaron que fuera al colegio salesiano y así lo hice, aunque debo confesar que acudí muy desanimada.
Era un lunes cuando fui al colegio; estaba por iniciar una ceremonia con todas las alumnas, sin embargo, la directora del plantel de aquel entonces, Sor Rosa, me atendió. Le expliqué mi problemática y ella indicó a que esperara a que terminara aquella ceremonia; todavía alcancé a decirle mi decepción por lo ocurrido en los demás colegios, a lo que ella solamente sonrió.
Cuando terminó la ceremonia, Sor Rosa se acercó y me entregó un número; yo no comprendí que era aquello y le pregunté que significaba. Su respuesta jamás la olvidaré; ella me dijo: “Si María Auxiliadora te trajo hasta la puerta…¿quién soy yo para cerrarla?. El número es el del salón donde te tocan tus clases; tú preocúpate de tu promedio que con la gracia de María Auxiliadora, todo el papeleo saldrá bien“.
Así conocí a María Auxiliadora y logré terminar mi último año de colegio. Luego de esto trabajé y hace poco me jubilé, siempre agradecida con mi Madre que me abrió las puertas.
Texto: Parroquia El Espíritu Santo / Ilustración: Parroquia El Espíritu Santo
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