¿Habías escuchado, alguna vez, que los lunes se dedican a Domingo Savio? Ahora te lo cuento.
Domingo Savio fue un joven que toda su vida se caracterizó por la entrega a Dios y la confianza inquebrantable en María Santísima; y su meta de vida fue la santidad. Estaba a poco menos de un mes para cumplir los 15 años cuando cayó gravemente enfermo; el médico de Mondomio hizo todo lo posible por curarlo pero la voluntad de Dios era algo distinto y, en la tarde de un lunes, 9 de marzo de 1857, Domingo exclamó: «¡Adiós, papá, adiós! ¡qué cosas tan hermosas veo! Veo los cielos y al Señor y a la Virgen… que me esperan!» y murió.
Es por ello que cada lunes lo recordamos de manera especial, conmemorando aquel día en que se encontró en el cielo con Jesús y María, algo que él anheló toda su vida; y lo recordamos, también, para tener presente como fue su vida y así nosotros podamos imitarlo en todo momento.
Sigue el ejemplo de este gran santo y, en esos momentos que te sientas tentado repite varias veces: ‘Santo Domingo Savio, ayúdame a ser como tú’.
Texto: Parroquia El Espíritu Santo / Fotografía: Parroquia El Espíritu Santo
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